El Aissami achaca explosión en El Tejero a otro «ataque terrorista»
La planta afectada por la explosión se encarga de comprimir el gas para inyectarlo a alta presión en pozos viejos en las zonas de Tejero, La Leona y Urica, con la finalidad de extraer crudo liviano
La población de El Tejero, en el estado Monagas, vivió una situación de alto riesgo después de que se registrara una explosión en una instalación petrolera ubicada en el pueblo. Lo que parecía haber sido causado por una falla, realmente se trataría de otro «ataque terrorista», según la narrativa del chavismo.
Al menos esta fue la justificación propiciada por el ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, quien denunció un supuesto ataque contra un tramo del gasoducto de El Tejero, que habría perjudicado la Planta de Inyección de Gas a Alta Presión (Pigap II), donde se produjo la explosión.
«Queremos denunciar que conocimos de un ataque terrorista a un tramo de gasoducto en Tejero, norte del estado Monagas, que afectó el centro de operaciones El Tejero, que sirve como planta de inyección de gas. No tenemos reporte de víctimas de este atentado», reportó horas después de que se registrara la explosión.
Según el funcionario, las autoridades desplegaron todos los equipos y activaron todos los protocolos correspondientes para «garantizar en lo inmediato la reactivación operacional de la infraestructura atacada». También afirmó que trabajan para «dar con los responsables» del presunto evento terrorista.
Caos en El Tejero
La explosión registrada en la planta de El Tejero ocasionó un incendio que puso a la población en alerta. Los residentes del pueblo abandonaron sus casas y corrieron hacia la Troncal 13, vía nacional que conecta con Maturín, ante el riesgo de que se produjera una explosión de mayor magnitud que pusiera en riesgo sus vidas.
Tras una hora de caos e incertidumbre, las autoridades lograron contener el incendio e intentaron mantener el orden en el pueblo, según reportó El Periódico de Monagas. Mientras tanto, trabajadores de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) investigan las causas de la explosión.
El diputado a la Asamblea Nacional (AN) electa en 2015, Piero Maroun, compartió un video sobre la explosión enviado por un residente de la zona y señaló al gobierno de Nicolás Maduro como responsable de la situación, debido a la falta de mantenimiento en la industria petrolera.
Diversos videos fueron difundidos en redes sociales, que muestran las llamas visibles desde distintos lugares del pueblo y el caos que se desató durante los intentos de evacuación.
La planta afectada por la explosión se encarga de comprimir el gas para inyectarlo a alta presión en pozos viejos en las zonas de Tejero, La Leona y Urica, con la finalidad de extraer crudo liviano, ya que en esta región se produce el petróleo más ligero del país.
Otra expropiación que terminó mal
Pigap II era operada originalmente por la empresa estadounidense Williams, antiguo contratista de Pdvsa, que controlaba también las compresoras Inyección de Gas Furrial (IGF) y la Planta Compresora Jusepín 9 (PCJ – 9), las cuales agrupaban un 47% de la capacidad instalada para la inyección de gas en el oriente del país.
Una ola de expropiaciones ejecutadas a contratistas del sector petrolero acompañaban la narrativa del chavismo, que pretendía «revertir las privatizaciones de la vieja Pdvsa» para estatizar la totalidad de la industria del crudo, incluyó la apropiación de 35 proyectos y todas las plantas que controlaba la compañía estadounidense en mayo de 2009.
«Estamos liberando esta tierra y liberando el subsuelo. Es una nueva etapa de compromiso, cada día mayor, con la patria», aseguraba el entonces presidente Hugo Chávez que trabajaba bajo condiciones óptimas, debido a los precios internacionales del petróleo, que venían de un máximo histórico de aproximadamente $90 por barril en 2008 y se preparaban para adentrarse en su mayor rendimiento, cuando superaron la barrera de los $100 en 2011.
Pese a la bonanza de más de una década con constantes alzas del precio del crudo, a 12 años después de la expropiación de las plantas de Williams se evidencia la desinversión y la desidia a la que sometió el chavismo a la industria petrolera, que opera a sus niveles mínimos en décadas.
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